Presenta vestigios desde la edad del bronce, pasando por la época romana hasta el establecimiento de los sarracenos.
El Castillo de Rebollet se encuentra a 1,5 km al sureste de la Fuente Encarroz, en dirección hacia la vecina Oliva. De la carretera que une las dos localidades parte un empinado camino asfaltado que llega hasta los pies de las murallas. La fortaleza se ubicaba, dominando la costa y la zona que vigilaba, sobre una colina alargado a 150 m de altitud. Su nombre parece provenir de la existencia en sus inmediaciones de un poblado, hoy desaparecido, llamado Rebollet, Reboylén o Rebola.
La Font d’en Carròs y el castillo estuvieron bajo el dominio islámico hasta que en 1239 fue conquistado por Pedro Ximen Carròs, almirante de la Armada Catalana y Mallorquina. El Rey Jaime I en 1240 concedió el castillo y las tierras a En Carroç (Encarroz) quien fortificó y construyó una iglesia en el recinto.
El castillo fue ocupado y destruido en 1364 por las tropas castellanas del rey Pedro en el transcurso de las Guerras de la Unión. Recuperado por los aragoneses, fue reedificado por su propietario de entonces, Berenguer de Vilaragut, en 1368.
En diciembre de 1598 un fuerte terremoto asoló la zona, demoliendo buena parte de las estructuras de la fortaleza, que desde ese momento quedó totalmente abandonada.
El conjunto, formado por dos recintos defensivos, presenta también dos fases constructivas diferentes: una islámica, de la que quedan pocos restos localizadas sobre todo en el recinto superior, y otra cristiana que se correspondería con las reformas efectuadas después de la Conquista Cristiana y las guerras con Castilla y que son las que mejor han sobrevivido. La entrada a la fortaleza es una puerta que se abre en el extremo oeste. Adosada a tramos de muralla hechos de tapial, de los que se han conservado 67 metros, se levanta la torre del homenaje, cuadrangular y construida a base de mampostería y ladrillo con refuerzos de sillares en las esquinas. Esta torre parece datar del s. XV, cuando el castillo tenía ya un carácter residencial y debía tener tres plantas y cubierta de bóveda sobre la que se dispondría el paso de ronda almenada.
Pegado en el interior del extremo norte de la muralla encontramos un aljibe que se cubría con bóveda hoy derribada. A su lado hay una torre que defiende un acceso secundario. También quedan restos de otros torreones que reforzaban el recinto y que parecen de factura cristiana posterior. A pesar de que el castillo se encuentra actualmente abandonado y en ruinas, quedan del mismo suficientes estructuras en pie para hacer recomendable su visita.