En las faldas del Circ de la Safor, la cima más elevada de la comarca, encontramos uno de los parajes más frondosos y bien conservados de nuestras tierras. Las características geográficas del Circ, que recuerda a los glaciares de los Pirineos, han configurado una fauna y flora endémicas.
Villalonga cuenta con el paraje del Racó del Duc y la Reprimala, ambos unidos por la Senda Verda, que recorre el antiguo trazado del tren. A lo largo de todo el término hay diferentes fuentes y senderos que hacen de Villalonga un destino obligado para los amantes de la naturaleza. El tejido urbano de los barrios de l’Alcúdia y Cais conservan callejuelas y casas típicas de los moriscos. También en el centro está su Font dels Setze Xorros, las fachadas modernistas del Gran cafè y de la Casa de la Cultura, además de la Iglesia dels Sants Reis, la Capella de la Mare de Déu de la Font o la ermita de Sant Antoni y Santa Bàrbara.
Entre las cosas más particulares de Villalonga está su plato más característico: el Blat Picat (Trigo Picado), al que se le dedica incluso una feria gastronómica el primer fin de semana de marzo.
Gentilicio: Llobero, llobera.
Recursos naturales: